viernes, 12 de septiembre de 2014

En honor a Leopoldo María Panero

Y hoy las sombras igual dejen de ser sombras. Igual pueda aferrar la mano incorpórea de mi mente para demostrar que mi sombra siempre tuvo sentimientos. Quién sabe nada. Quién sabe quien soy yo.
La melodía de otro ser me aprieta contra él mientras pienso y medito acerca de lo mucho que ha hecho por mi aquel loco llamado Leopoldo María Panero.
La irritación de la mañana mojada sonríe cuando me dejo caer en un montón de hierba que nadie nunca tocó.
La pierna juguetona se divierte al contemplar el zapato de tacón que alguien algún día quitará en medio de una erección.
Y vuelven a mi mente esas sombras que igual hoy dejarán de ser sombras, y la mano incorpórea de mi mente. Y sobre todo, vuelvo yo a mi mente, como un recuerdo borroso por el que miles de sombras perderán todo lo que una sombra pueda perder.

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