lunes, 4 de julio de 2022

Escuchar música triste me hace escribir mierdas

Miro a un lado y al otro y sólo veo una masa de pensamientos colectivos borrosos y de pega fácil aplastando las cabezas de la sociedad. La capacidad de razonamiento individual parece haber pasado a un segundo (o último) plano, dejando a las ideas convencionales de moda como directoras de orquesta de nuestras palabras. Reproduciendo ideas ajenas buscando la palmadita en la espalda para poder suspirar de satisfacción. Para poder ser uno más.
Dónde está la capacidad de pensar por uno mismo. Por indagar lo que nuestra mente nos tenga que decir. Por qué todo es blanco o negro. Por qué no somos capaces de retroceder y parar en seco. De pensar. De razonar y entender antes de juzgar, reivindicar u opinar.
Dejarse llevar por la masa colectiva es lo fácil, lo aceptado y aplaudido. Pero de qué sirve ser uno más con los ojos cerrados.
El querer pertenecer a un rebaño silencia la voz interna de cada miembro. Y joder, qué aburrido el mundo cuando de humanos se trata.