miércoles, 21 de octubre de 2015

Carta sin destinatario

No quiero ser el centro de tus recuerdos. No quiero ser ese trozo de madera que señaliza cada desvío de tu mente. Ni el aroma de tus sueños. No inventes bandas sonoras para nuestros besos, ni desafines esos violines para nuestros gritos. Deja que seamos un error, uno tras otro. Una caída de la cama; una lágrima en mitad del circo. Una carcajada bajo una caricia interrumpida. Un fragmento repleto de delirios. Un marca páginas roto, sin libro. Una marioneta sin espectadores. Seamos un desastre. Vivamos. Desgarra mis suspiros con tus gemidos. 
Queramos serlo todo sin ser nada. Podemos ser gigantes en el paréntesis del mundo. Podemos romper el tiempo si nos rompemos antes un poco el alma; solo un poquito. Seamos una brecha en la noche. El esparadrapo del miedo. 



martes, 13 de octubre de 2015

Candados

Abriendo puertas y cerrando ventanas. Puertas amargas. Ventanas de caramelo. No se me daba bien elegir. Mi visión del mundo era un pantano sin vida, repleto de tonalidades verdes ennegrecidas por las nubes. A un lado acuarelas, al otro, lienzos en blanco, rotos y con alguna que otra astilla. Yo siempre me acercaba a esas astillas, por alguna razón sentir el dolor en mis manos aliviaba aquellas horribles escenas de mi cabeza. 
Las palabras bañadas en azúcar empachaban mis sentidos. Coleccionaba puntos suspensivos, prisioneros del silencio. 
Siempre había dos caminos, y a la vez miles de ellos. Centenas de caricias que jamás sentiría. Millones de besos frustrados por la pasividad. Un sólo juego. Varias cartas en mis manos. Ningún rival. 
Apareces de entre las ramas de mis lágrimas, tropiezas y caes sobre mis labios; te recito el poema más nefasto de la historia, creyendo que así te largarías. Te quedas. Suspiro. Te grito. Te acercas. Rompo tu paracaídas para que no puedas llegar a mis pensamientos. Paciente esperas junto a ellos, con tus ruinas sobre la cabeza. Me muestras una piedra rota sonriendo. Me doy media vuelta. Estás junto a mi, con tus pedazos intactos. 
-Mira esa ventana.
-No me gustan las ventanas-contesto, sin prestar atención.
-Voy a poner candado a todas esas puertas, no te quedará más remedio que seguirme.
-Vete a la mierda.
Empiezas a tararear los versos de aquel horrible poema. 
-Cállate.




lunes, 5 de octubre de 2015

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Palabras que no dan tregua. Constelaciones de sensaciones dentro de una maleta. Mariposas haciendo auto stop para llegar a mi estómago. Silencio en la rotonda, no podemos pasar. Dando vueltas por las rectas encuentro los resquicios de lo vivido. Observo por la ventanilla, sintiéndome espía de tus sueños. Ni te percatas de mi presencia. Sonrisas camufladas en medio de un puñado de recuerdos magullados. Fragmentos de caricias marcados en mi piel. Letras del revés entre los versos de mi cama. Me llueves encima y despejas mi mente. Tiras besos a la noche a escondidas de mi, sin saber que duermo junto a ella incluso cuando el sol nos apunta en la cabeza.
No dejes de caer. No te levantes si no es para tirarme junto a ti. Cruza océanos en el desierto y besa al mundo cuando el mundo te estalle en la cara. Hazme callar cuando mis silencios te estallen en el alma; entenderé lo que quieres. Seamos un obstáculo para el tiempo. Un rompecabezas para la distancia.