viernes, 15 de abril de 2022

Sara

Las noches de verano en el patio. Mandarnos mensajes desde nuestras camas aún viviendo en el mismo piso. Saber que necesitamos de la otra con un 'despierta?' a cualquier hora de madrugada.
Chocolate y café por la tarde tumbadas en el sofá.
Reír hasta llorar por cualquier cosa y llorar de verdad, por cualquier cosa también.
No tener que decir ni una palabra porque entendemos perfectamente lo que pasa.
Salir por Toledo hasta las tantas y volver a casa sosteniéndonos la una a la otra por el puente Alcántara.
Cervezas en el Aborígen después de trabajar.
Recomponer nuestras vidas con consejos y canciones de Robe.
Carretera de noche a Madrid cuando no encontramos ningún plan en Toledo. Dormir en Leganés tras dar de comer galletas a un gato gordo.
Desayunos y meriendas en Parla. Ferias de Alcalá de Henares. Conciertos en Fuenlabrada. 
Abrazos en Santa Bárbara y borracheras en nuestro bar de confianza. 
Noches en vela por cualquier excusa. 
Películas, series y pijamas molones.
Sacar a pasear a un cerdito por Recas (y que se nos escape y desate el caos en el pueblo).
Apoyo incondicional.
Amor infinito.
La distancia estos años no ha cambiado ni un poquito lo importante que eres para mí.
Más que mi mejor amiga eres mi hermana. Tanto que a veces olvido que no somos de la misma sangre.
Te quiero, Sara.

martes, 12 de abril de 2022

Lluvia y tal

Desistir cuando no te quedan ganas. 
No tener que decir nada a nadie porque todo te lo has dicho a ti mismo.
Haber encontrado la fórmula mágica, o no tan mágica, más bien mundana y hasta algo opaca, de comprender que lo que aveces vemos, no es lo que de verdad ocurre.
Que aveces, vemos colores brillantes hasta en una cartulina negra; porque sí, porque nos hace cosquillas en los ojos la idea de que exista la purpurina. Tanto que la vemos donde sea.
Y de tanto quitarte ese mechón de la cara con media sonrisa, al final te lo quitas de una, te das la vuelta y te enciendes un cigarro para mantener tus labios ocupados. Con la decisión, o convicción, de haberte dado cuenta de lo absurdos que somos todos de vez en cuando. De lo mucho que nos gusta crear infinitos con los dedos, y lo complicado que es superar los atascos de cada una de sus líneas.
Y desistes porque ya no tienes ganas. Y ves la cartulina sin colores brillantes. Y zanjas el meeting que has tenido contigo mismo. Ése debate donde se ha hablado de todo, para no tener que hablar con el mundo.
Te enciendes otro cigarro.
Te das media vuelta.
Y olvidas el sabor que quedaba en tus labios al esbozar media sonrisa. 

lunes, 11 de abril de 2022

El vino me pone intensa

Siempre hay una pequeña disputa entre lo que se dice y lo que se siente. No porque queramos mentir a los demás, sino más bien porque necesitamos un espacio donde cohabiten las dudas. Ése espacio privado del que sólo nosotros mismos podemos hacer uso. Las palabras son el escaparate que mostramos; lo que no decimos la trastienda donde guardamos esos objetos que no queremos sean vendidos.
Porque los sentimientos tienen dos capas.
O tres. O veinte. Las que sean necesarias.
Y no mentimos al mundo al callar, tan sólo cuidamos el poder que todos poseemos de tener una parte de nosotros intacta. 
Incluso las frases que lo dicen todo están llenas de tachones, anotaciones y paréntesis creados por la mente.
Y qué valioso que así sea.
Porque estar vivos consiste en éso.
En tener la capacidad de gritar de júbilo o de tristeza, de amar fuerte y reír llorando, de acariciar, desear, de erizarnos el corazón sin nada que nos lo impida, de ser libres e indomables. Y sobre todo, de tener un espacio para tachar y subrayar las veces que sean necesarias.

domingo, 10 de abril de 2022

Caminos paralelos

Sentimientos en la cima que encierran los contrastes entre dos caminos paralelos. Iguales cuando miramos y completamente diferentes cuando hablamos.
Las palabras rotan en busca de la frase perfecta; banal y despreocupada. Dan vueltas constantes golpeando cada emoción que intenta hacerse paso para continuar en esa ruleta de momentos desechables. 
Pero la mirada rompe poco a poco la cima, observando desde abajo, intentando unir los dos caminos en uno solo. Sin diferencias ni contrastes.

- Hace buen día, eh- dijo él sin ninguna efusividad con los ojos perdidos en otra parte.
Ella sonrió y le miró.
-Hola- exclamó levemente él, sorprendido por algo que acababa de descubrir, sin poder evitar esbozar una sonrisa.
- Mucho gusto- rió ella, entendiendo lo que él había descubierto.

El camino se entrelazó y las palabras nunca tuvieron tanto sentido.

viernes, 8 de abril de 2022

Música incompleta

Canciones que se repiten una y otra vez. Sin estribillo e inacabadas. Vuelven a sonar sin un punto final que las impulse. Con versos que se clavan aunque no entiendas por qué. Un cúmulo de emociones despertando dentro de ti, sin comprender cuál va de la mano con cada parte de la canción.
Tan sólo sientes, mientras las melodías te mojan el cuerpo dejándote indefenso y empapado en dudas.
Esperas un final, una repetición con ritmo que despeje la incógnita de tu mente. Pero los versos siguen sonando, incompletos, a punto de despegar, pero en tierra firme siempre.
Cómo tú.
Siempre con los pies en el suelo. Sin dejar que una sonrisa se te escape a destiempo, no vaya a ser que el viento te lleve alto; a ese lugar en el que el miedo y la felicidad cohabitan en silencio.
Alomejor se trata de eso. Sin más.
De dar un paso hacia el viento, y dejar que éste te traiga los estribillos y finales que necesitas para entender el por qué de esas canciones.

miércoles, 6 de abril de 2022

Acuarelas

Quiero decir todo eso que no tiene espacio en mis días.
Revolver con un abrazo los momentos que imagino en mi cabeza.
Ésos recuerdos que sólo existen en la carpeta de mi imaginación.
Que nunca han sucedido aún cuando las pinceladas de la realidad hacen acto de presencia de vez en cuando.
No es suficiente y al mismo tiempo lo es todo.
Una caída de párpados que dura una eternidad en olvidar el temblor de mi cuerpo al verte.
No tengo ventanas ni puertas para asomarme durante el día. Ocupo cada minuto para no tener ocasión de querer dibujarlas. Sé que si parase en seco y lo hiciera, las pinceladas de la realidad se fusionarian con mis acuarelas creando un lienzo en el que tú y yo no podríamos separarnos.
Quiero decirlo todo.
Y no guardar más abrazos en esa carpeta.

martes, 5 de abril de 2022

Aceptación

No siempre sale bien. No siempre tomas las decisiones correctas y caerse es la única opción para seguir caminando. Cojeando durante un tiempo, pero con la lección bien aprendida.
No se puede ser siempre quien ponga la razón sobre la mesa, a veces somos incoherentes y desquiciados, y nos equivocamos, hasta herimos. Y hay que volver a levantarse tras aceptar la caída. 
Habrá días que actúes acorde a lo que quieres ser y otros que ni tú te soportes. Y no te quedará otra que aceptarte y darte una palmadita en la espalda como se la darías a esa persona que tanto amas cuando se equivoca.
No siempre sale bien.
Pero siempre tenemos la oportunidad de aprender de los errores y ser mejores para la próxima ocasión, aceptando que la vida no es una línea recta donde todas tus decisiones deben ser correctas.

domingo, 3 de abril de 2022

Hamacas y combas

Una risa lejana aviva tu cruce de brazos obligándote a abrirlos. Haciendo que dejes atrás ése biombo que has creado poco a poco con el paso del tiempo. Sales de ahí, aunque sea por tan sólo un rato, y ves su cara. Con los ojos balanceándose en una hamaca y la comisura de sus labios jugando a la comba, te mira. Tú, a medias con tus dudas, pides un ticket de tregua, para olvidar por un instante cómo cruzar los brazos ante los sentimientos. 
Te acercas, se acerca, y la risa lejana se transforma en una caricia que sin rozarte te toca el alma.
Unos minutos de silencio llenos de ruido interno, de palabras apelotonadas en el corazón pidiendote salir. 
Sonríes y sonríe a modo de entendimiento, y de despedida también, pues despedirse con sonrisas es más fácil que con besos cuando el amor te aprieta por dentro.
Media vuelta y el pelo erizado en los brazos.
Biombos y tickets caducados en el suelo.
Tus ojos balanceados en el pecho, impidiéndome cruzar los brazos. 

viernes, 1 de abril de 2022

Creación

Al cambiar mis ideas preestablecidas por un abanico de posibilidades acordes con patrones de mi realidad, volví mis días un poco más opacos y menos inesperados.
La imaginación es la religión de quienes no creen en Dios.
La necesitamos para tener fé en lo imposible. Te da herramientas intangibles para erizar tu piel por las noches. Confundiendo pantallas con espejos y nuestro reflejo con el ajeno.
Tallamos pensamientos en madera para así no poder borrarlos y desechamos la opción de tirarlos por temor a descubrir que es tan sencillo como eso. 
La realidad es necesaria, sí. Pero hay que dejar un espacio para imaginar. Para no quitar el hedonismo a nuestra rutina, ésa que aveces te aplasta sin siquiera entender por qué.