domingo, 3 de abril de 2022

Hamacas y combas

Una risa lejana aviva tu cruce de brazos obligándote a abrirlos. Haciendo que dejes atrás ése biombo que has creado poco a poco con el paso del tiempo. Sales de ahí, aunque sea por tan sólo un rato, y ves su cara. Con los ojos balanceándose en una hamaca y la comisura de sus labios jugando a la comba, te mira. Tú, a medias con tus dudas, pides un ticket de tregua, para olvidar por un instante cómo cruzar los brazos ante los sentimientos. 
Te acercas, se acerca, y la risa lejana se transforma en una caricia que sin rozarte te toca el alma.
Unos minutos de silencio llenos de ruido interno, de palabras apelotonadas en el corazón pidiendote salir. 
Sonríes y sonríe a modo de entendimiento, y de despedida también, pues despedirse con sonrisas es más fácil que con besos cuando el amor te aprieta por dentro.
Media vuelta y el pelo erizado en los brazos.
Biombos y tickets caducados en el suelo.
Tus ojos balanceados en el pecho, impidiéndome cruzar los brazos. 

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