viernes, 1 de abril de 2022

Creación

Al cambiar mis ideas preestablecidas por un abanico de posibilidades acordes con patrones de mi realidad, volví mis días un poco más opacos y menos inesperados.
La imaginación es la religión de quienes no creen en Dios.
La necesitamos para tener fé en lo imposible. Te da herramientas intangibles para erizar tu piel por las noches. Confundiendo pantallas con espejos y nuestro reflejo con el ajeno.
Tallamos pensamientos en madera para así no poder borrarlos y desechamos la opción de tirarlos por temor a descubrir que es tan sencillo como eso. 
La realidad es necesaria, sí. Pero hay que dejar un espacio para imaginar. Para no quitar el hedonismo a nuestra rutina, ésa que aveces te aplasta sin siquiera entender por qué.

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