martes, 23 de junio de 2015

Somos

Somos las sobras de la incoherencia. Amarrados al mástil del tiempo. Andamos a rastras por el húmedo suelo del miedo. Intentamos ponernos en pie, pero la tormenta nos lo impide. Ahogados por la sequía de nuestra mente. 
Todas las palabras están de más; escribir es sólo el reflejo de lo que murió. Un espejo sin realidad, sin ficción. Un espejo vacío, sin nada que mostrar.
Queremos sentir, pero ya es tarde para nuestros deseos, que, cansados de esperar, han marchado a los labios de otros.
Sonrío con lágrimas mientras recojo el equipaje de mis instintos. Aquí no hay estaciones ni carreteras ardientes por la fricción de millones de sueños impacientes por convertirse en verdad. No hay nada, salvo una botella vacía y sin etiqueta, tirada junto a mis pies.
Miro mi reloj. Es tarde y en cambio siento que aún es demasiado temprano. Jamás preguntes al amanecer qué tren coger, te dirá que todos; te dirá que da igual en qué tren subas, si nunca llegarás a donde quieres.
Siempre seremos las sobras de la cordura. El primer plato de la locura. 



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