lunes, 4 de mayo de 2015

No.

Lárgate antes del último suspiro en tu oído. No dejes que nuestra despedida se convierta en una plaga de "te necesito" cayendo encima de nuestros cabellos rotos por el aroma del pecado. Deja que diga la última palabra, para dejar un sin fin de enigmas bajo tus sábanas. Rómpeme la mirada, estréllala contra la oscuridad de tus labios. No pites tu coche al verme marchar; no des la vuelta en la primera rotonda de tus latidos, déjalos latir mientras te largas. No me expliques la incoherencia de mis palabras, sé de sobra el por qué de mis gritos. Rodéame con esa canción que tanto me gusta, mándame a la mierda cuando estés a punto de caer; cuando ya no puedas quererme más, porque querer más no es posible. Vuelve para no tener que volver jamás. Déjame con mis miedos en la cuneta, encontraré el camino de vuelta si dejas cerca de mi la marca de tus pasos. No arranques esas rosas para mi, arranca mejor mi ropa. Las rosas necesitan permanecer junto a la raíz para poder vivir, en cambio, yo sólo vivo cuando desnudamos la noche juntos.
Pero vete para que tengamos un proyecto que mostrar a la eternidad. Tal vez nos conceda otra madrugada sin miedos si somos capaces de convencerla con el desgarro de nuestro desprecio. Desprecio ver tu espalda alejarse de mi pecho. Desprecio el asfalto frío por la ausencia de tus pies. Y te desprecio a ti, porque querer más de lo que te quiero, no es posible.


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