miércoles, 3 de enero de 2024

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Las luchas internas de cada día son la antesala del silencio. Ese espacio que necesitas vacío tras la tormenta, como si las gotas de lluvia hubiesen caído tan fuerte que al terminar sólo pudiese consolarte el olor a mojado en tu mente. De esos silencios que realmente gritan mil batallas pasadas; esa calma arañada por una respiración agitada y el vértigo.
Pensamientos acunados por una pregunta constante: "qué hago si no entiendo el mundo y pertenezco a él". 
Ves todo a tu alrededor como si de un espectador de una función se tratara, y no te gusta la trama. No te emociona el final. No aplaudes pero tampoco te levantas. Tan sólo esperas a que deje de llover de nuevo y así tener esa sala de espera despejada un rato para coger aire y volver a la carga.
Porque ese silencio tras la lucha es la lucha más ruidosa. Una que desde la quietud mueve todos tus miedos y te prepara para aceptar que el mundo es una obra de teatro que nadie ha ensayado, con diálogos rotos y actos tachados.

martes, 26 de septiembre de 2023

Buscamos una explicación al tiempo sin ser capaces de detener nuestros pasos. En constante carrera por un futuro y unas metas invisibles dando la espalda a el momento presente. Creyendo que la felicidad está en el destino y no en el camino hacia el mismo. Ajenos a lo que nos rodea, ambiciosos del mañana, para que mañana sólo sea un área de descanso antes de continuar la carrera. Hemos perdido la capacidad de estar y ganado la incertidumbre del ser. Cuando lo único que importa es el valor de poder respirar, reír, abrazar y disfrutar de lo que tienes, en lugar de mirar a un horizonte que no sabes si podrás tocar. 
La felicidad está en el camino hacia la felicidad; la meta es sólo una marca simbólica que te recuerda todos esos presentes que disfrutaste ajeno a un futuro que no existe.

lunes, 14 de agosto de 2023

En el metro de Varsovia, suspendida entre los recuerdos y el instante de decir adiós. Un suspiro resentido y un "sé fuerte" al oído.
Dejé atrás a esas tres personas con las que los días bailaban sin tiempos en blanco. 
De vuelta en Escocia, cogí un tren a Aviemore; sóla y desconociendo si el vacío del asiento de al lado era una metáfora del vacío en mi corazón.
Llego. Sale el sol y me sorprende. Sonrío por dentro, saco mi maleta y recuerdo la frase de despedida en mi oído, sabiendo que en cada momento complicado vendría a mi mente como una sacudida para dar un paso al frente, pase lo que pase.
Hoy necesitaba recordarlo. 

lunes, 3 de julio de 2023

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Hay páginas que se marcan en los ojos. Con tachones, palabras subrayadas y desgastadas de tanto leerlas, o llorarlas. Cuando los cierras tus párpados luchan por escribir puntos suspensivos, desesperados por una continuación. Un atisbo de disconformidad que suplica no aceptar los recuerdos como lo que son: historias con candado. 
No siempre buscamos mejorar o cambiar el pasado; tan sólo continuarlo, como si el presente no importase. Como si el futuro fuese una utopía en el camino.
Hay páginas que se marcan en los ojos. 
Pero tenerlos abiertos es necesario para encontrar ese bolígrafo que continúe contando tu historia. Ése que te enseña la realidad de tus pasos, caminando sobre lo que no conocías. 

jueves, 23 de marzo de 2023

La educación y la honradez son la base de una conciencia tranquila. Y una conciencia tranquila es el colchón donde reposa la autoestima. Porque tener autoestima debería basarse en ser buena persona, por encima de las banalidades externas. Una imagen bonita no vale nada sin una mente limpia. 
Y eso es lo más valioso que he aprendido con los años. Que la confianza en uno mismo sólo se consigue cuando admiras desde la calma la persona que eres, no la imagen que muestras ser.
 

domingo, 8 de enero de 2023

Diciembre

Los momentos son recortes de revista pegados en tu mente; algunos daleados, otros rotos y apelotonados y muchos ocupando una página entera. Con textos que explican lo que sentiste en cada uno de ellos, por si al volver a tus recuerdos una imagen no es suficiente para entender lo que sentiste.
Diciembre ha sido un número con contenido extra. Momentos donde la felicidad de lo cotidiano ha peleado con la crudeza para ganar apartados. Situaciones en las que las lágrimas han sido la muralla de un tiempo complicado escondido por sonrisas del pasado. 
Noticias desbordantes y noches sin interruptor. Mañanas de faltarte el aire y cafés a medias. Pasos pesados con suspiros ligeros. 
Diciembre terminó haciéndome un hueco en el pecho por no poder dar un abrazo a la persona más importante de mi vida en un momento desgarrador. 
Me hizo entender (aún más) que la falta de empatía de algunas personas, aunque duela, te hace más fuerte. Que las adversidades y el dolor te tiran a el suelo pero también te dejan tregua para volver a levantarte. Que no somos lo que mostramos, sino un sin fin de situaciones que nadie conoce.
Que la educación, la responsabilidad, la determinación y la bondad deben ser siempre las claves para tener una conciencia tranquila. Y que una conciencia tranquila es el sinónimo de una vida tranquila. Porque la conciencia y la vida, al final son lo mismo.
Los momentos son recortes de revista. Y yo ya no tengo ganas de explicar ninguna imagen. Tal vez así mi mente difumine el por qué de cada una de ellas y mañana se queden en eso, tan sólo imágenes. 

lunes, 4 de julio de 2022

Escuchar música triste me hace escribir mierdas

Miro a un lado y al otro y sólo veo una masa de pensamientos colectivos borrosos y de pega fácil aplastando las cabezas de la sociedad. La capacidad de razonamiento individual parece haber pasado a un segundo (o último) plano, dejando a las ideas convencionales de moda como directoras de orquesta de nuestras palabras. Reproduciendo ideas ajenas buscando la palmadita en la espalda para poder suspirar de satisfacción. Para poder ser uno más.
Dónde está la capacidad de pensar por uno mismo. Por indagar lo que nuestra mente nos tenga que decir. Por qué todo es blanco o negro. Por qué no somos capaces de retroceder y parar en seco. De pensar. De razonar y entender antes de juzgar, reivindicar u opinar.
Dejarse llevar por la masa colectiva es lo fácil, lo aceptado y aplaudido. Pero de qué sirve ser uno más con los ojos cerrados.
El querer pertenecer a un rebaño silencia la voz interna de cada miembro. Y joder, qué aburrido el mundo cuando de humanos se trata.