La educación y la honradez son la base de una conciencia tranquila. Y una conciencia tranquila es el colchón donde reposa la autoestima. Porque tener autoestima debería basarse en ser buena persona, por encima de las banalidades externas. Una imagen bonita no vale nada sin una mente limpia.
Y eso es lo más valioso que he aprendido con los años. Que la confianza en uno mismo sólo se consigue cuando admiras desde la calma la persona que eres, no la imagen que muestras ser.
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