Dónde está la capacidad de pensar por uno mismo. Por indagar lo que nuestra mente nos tenga que decir. Por qué todo es blanco o negro. Por qué no somos capaces de retroceder y parar en seco. De pensar. De razonar y entender antes de juzgar, reivindicar u opinar.
Dejarse llevar por la masa colectiva es lo fácil, lo aceptado y aplaudido. Pero de qué sirve ser uno más con los ojos cerrados.
El querer pertenecer a un rebaño silencia la voz interna de cada miembro. Y joder, qué aburrido el mundo cuando de humanos se trata.
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