lunes, 3 de julio de 2023

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Hay páginas que se marcan en los ojos. Con tachones, palabras subrayadas y desgastadas de tanto leerlas, o llorarlas. Cuando los cierras tus párpados luchan por escribir puntos suspensivos, desesperados por una continuación. Un atisbo de disconformidad que suplica no aceptar los recuerdos como lo que son: historias con candado. 
No siempre buscamos mejorar o cambiar el pasado; tan sólo continuarlo, como si el presente no importase. Como si el futuro fuese una utopía en el camino.
Hay páginas que se marcan en los ojos. 
Pero tenerlos abiertos es necesario para encontrar ese bolígrafo que continúe contando tu historia. Ése que te enseña la realidad de tus pasos, caminando sobre lo que no conocías. 

jueves, 23 de marzo de 2023

La educación y la honradez son la base de una conciencia tranquila. Y una conciencia tranquila es el colchón donde reposa la autoestima. Porque tener autoestima debería basarse en ser buena persona, por encima de las banalidades externas. Una imagen bonita no vale nada sin una mente limpia. 
Y eso es lo más valioso que he aprendido con los años. Que la confianza en uno mismo sólo se consigue cuando admiras desde la calma la persona que eres, no la imagen que muestras ser.
 

domingo, 8 de enero de 2023

Diciembre

Los momentos son recortes de revista pegados en tu mente; algunos daleados, otros rotos y apelotonados y muchos ocupando una página entera. Con textos que explican lo que sentiste en cada uno de ellos, por si al volver a tus recuerdos una imagen no es suficiente para entender lo que sentiste.
Diciembre ha sido un número con contenido extra. Momentos donde la felicidad de lo cotidiano ha peleado con la crudeza para ganar apartados. Situaciones en las que las lágrimas han sido la muralla de un tiempo complicado escondido por sonrisas del pasado. 
Noticias desbordantes y noches sin interruptor. Mañanas de faltarte el aire y cafés a medias. Pasos pesados con suspiros ligeros. 
Diciembre terminó haciéndome un hueco en el pecho por no poder dar un abrazo a la persona más importante de mi vida en un momento desgarrador. 
Me hizo entender (aún más) que la falta de empatía de algunas personas, aunque duela, te hace más fuerte. Que las adversidades y el dolor te tiran a el suelo pero también te dejan tregua para volver a levantarte. Que no somos lo que mostramos, sino un sin fin de situaciones que nadie conoce.
Que la educación, la responsabilidad, la determinación y la bondad deben ser siempre las claves para tener una conciencia tranquila. Y que una conciencia tranquila es el sinónimo de una vida tranquila. Porque la conciencia y la vida, al final son lo mismo.
Los momentos son recortes de revista. Y yo ya no tengo ganas de explicar ninguna imagen. Tal vez así mi mente difumine el por qué de cada una de ellas y mañana se queden en eso, tan sólo imágenes. 

lunes, 4 de julio de 2022

Escuchar música triste me hace escribir mierdas

Miro a un lado y al otro y sólo veo una masa de pensamientos colectivos borrosos y de pega fácil aplastando las cabezas de la sociedad. La capacidad de razonamiento individual parece haber pasado a un segundo (o último) plano, dejando a las ideas convencionales de moda como directoras de orquesta de nuestras palabras. Reproduciendo ideas ajenas buscando la palmadita en la espalda para poder suspirar de satisfacción. Para poder ser uno más.
Dónde está la capacidad de pensar por uno mismo. Por indagar lo que nuestra mente nos tenga que decir. Por qué todo es blanco o negro. Por qué no somos capaces de retroceder y parar en seco. De pensar. De razonar y entender antes de juzgar, reivindicar u opinar.
Dejarse llevar por la masa colectiva es lo fácil, lo aceptado y aplaudido. Pero de qué sirve ser uno más con los ojos cerrados.
El querer pertenecer a un rebaño silencia la voz interna de cada miembro. Y joder, qué aburrido el mundo cuando de humanos se trata.

miércoles, 29 de junio de 2022

Hermanas

Dos niñas dibujando historias de alienígenas en el portal de casa, observando el cielo estrellado de las noches de verano.
Imaginando cómo sería el universo si pudiese verse desde un tarrito de cristal. Cogiendo estrellas con los dedos y mirándolas con lupa, o naves espaciales sobrevolando por las pestañas.
Leyendo revistas de ciencia y el espacio de papá, con una mezcla de fascinación y miedo.
Contando la una a la otra historias comiendo un helado, buscando cada puntito del cielo moviéndose para correr a por los prismáticos.
Los años pasan. La inocencia e ilusión van quedando atrás por mucho que te esfuerces en no caer en las garras del mundo real. Pero los recuerdos siempre te traen la oportunidad de sonreír como si volvieses a tener 5 años. Y merece la pena pararse a valorar cada instante en el que éso sucede.

lunes, 6 de junio de 2022

Introspección

Qué complicado ser. Pleno y desbordante verbo que engloba todo lo que ves a través del espejo de la mente. Aveces te reconoces sin problema y sonríes incluso, creyendo entender cada conexión que creas en tu universo personal. Otras en cambio, esperas que tras el reflejo se esconda otro más simple y fácil de descifrar. Como si lo sencillo fuese sinónimo de respirar. 
Porque ser y estar vivo son la paralela más íntima que existe. Tocándose ambos conceptos tímidamente de vez en cuando, y abrazándose fuerte cuando dejas de mirar.
El espejo que no necesita ser mirado, es la comprensión más plena de vivir siendo. Siendo tú. Estando vivo. Entendiendo que la meta debe ser un abrazo eterno.

miércoles, 4 de mayo de 2022

No encuentro título para ésto

No siempre se tiene la valentía necesaria para levantar la mirada y caminar entre miedos e incertidumbres. Para apartar o saludar con temple a cada interrogación afilada que vas encontrando por el camino.
Hace algunos años en el metro de Varsovia, repleto de gente andando apresurada de un lado a otro, pude sentir cómo la presión de no querer dar un paso al frente me sostenía con fuerza. Tenía que decir adiós a ese cajón de recuerdos que no quería cerrar. Despedirme de esas tres personas a las que tanto quería y a las que no sabía si volvería a ver.
El tiempo se acababa y tenía que irme. 
Entonces, en medio de un abrazo escuché un 'sé valiente', firme y cálido en mi oído. Alcé la mirada y entre lágrimas les dejé atrás.
En el aeropuerto aún no sabía cómo debía sentirme. Subo a ese avión y el vacío se sienta a mi lado. Cansada llego a Bélgica. Tres horas de escala. Arrastro mi maleta y casi creo que ése es el peso de querer a la gente y decirles adiós.
Cojo otro avión. De vuelta en Escocia.
Es casi media noche, Edimburgo tiene siempre esa luz especial que tantas veces me ha arropado en momentos complicados. Llego a mi hotel agotada, me duermo al instante de tumbarme en la cama.
La luz entrando por mi ventana me dice que hoy no será el típico día nublado escocés. Suspiro hondo, sacándome ése vacío que me había acompañado durante horas de viaje. Sabiendo que por muy apagado que sea el camino, al final lo vivido siempre te servirá de luz para encontrar la manera de crear nuevos recuerdos.
Salgo del hotel, llego a la estación y subo en el tren para volver a Aviemore; para volver a casa.
'Sé valiente' escucho en mi cabeza al llegar, entendiendo que volveré a recordar ese instante cada vez que levantar la mirada cueste de más. 
Hoy necesitaba recordarlo, y he sonreído.