Los dias pasan. Vaya si pasan. Los dias pasan, si, pero el tiempo no. Mi mente estancada entre el pasado y el futuro planea dar una voltereta en el aire para deshacerse de las manos que le agarran.
Miro a un lado, y al otro, pero nunca hacia delante, por miedo a ver el presente. Arrastro a mis pies a seguir los pasos de la gente, aun sin querer seguir a nadie.
La melancolia de una sonrisa al despertar me hace temblar al salir de mi cama, recordandome que cada suspiro es una ceniza que no barri.
Los sentimientos de ayer han dejado de treparme por la espalda, pero todavia los siento. Empiezo a desentender el significado de las palabras, para hacer ecuaciones con los silencios.
Me siento en un banco, alguien pregunta algo sin mucha efusividad. Pretendo ser amable y contestar. Contesto y me odio al instante por no respetar mi mundo interno, ese que no quiere ser interrumpido ni por mi misma. Ese que viaja a mil lugares y recuerdos, tapandome la boca y los ojos, pero abriendo mi mente.
Paso los dias dandome respuestas, y las noches haciendome preguntas. Preguntas que no corresponden con las respuestas; respuestas por las que nadie ha preguntado jamas.
Cuando te pierdes solo quieres hacer bolas de papel con todos los mapas que te han llevado hasta alli. Pero nadie se plantea hacerse una bola asi mismo, pues nadie quiere aceptar que el mapa mas defectuoso eres tu. Echate la culpa, camina por la calle, hecho pedazos. Aplasta cada pagina, escucha el sonido de la despedida, y preparate para enfrentarte a eso que tanto te asusta: el presente.
Miro a un lado, y al otro, pero nunca hacia atras. Por miedo a no sentir miedo.
miércoles, 24 de mayo de 2017
miércoles, 26 de abril de 2017
Pausa
Esperabas pacientemente poder volver, como un error del ayer, de esos de los que bebes cuando el alcohol deja de parchear heridas. Creías ser ese inoportuno encuentro entre noche y júbilo, pero siempre te quedabas en la puerta; siendo atardecer y tristeza. Un tropiezo de principios te trajo hasta aquí, transformando el peligro en rutina. Eras de sentimientos sin ritmo, pero tus palabras eran la mejor canción.
Tú buscabas un epílogo para nosotros, y yo me escondia en notas de agradecimiento.
Hoy no es buen momento. Disculpen.
Hoy no es buen momento. Disculpen.
miércoles, 13 de enero de 2016
Incompletos
Salimos sin pretensiones. Recogemos las miradas que caen al suelo por vergüenza, las analizamos y si nos convencen, por qué no, las vendemos al mejor postor. Quedamos a escondidas, chistamos a los gatos callejeros, aguardamos frente a los bares cerrados. Siempre nos descubren, eso nos gusta, sino...qué sentido tendría el secreto de nuestro encuentro. Los secretos respiran cada vez que alguien hojea entre sus páginas, en silencio, pero entendiendo cada renglón. Reímos a carcajadas cuando caemos al suelo, sobre las pisadas de la gente. Somos efímeros como un parpadeo, concisos como el frío abrasador de una mala noticia. No conocemos el poder de un "te quiero", pero sí el cosquilleo de un "estoy aquí". Con eso es suficiente. Estar o no estar es la clave, las palabras tan sólo un rompecabezas para nuestros instintos.
Salimos dando golpes a la vida, amenazando al tiempo, desafiando al presente, confiando en el pasado, rezando al futuro.
Aburridos de tecnicismos, inventamos nuestros propios sentidos. Ilógicos y descabellados, pero únicos y verdaderos. Enterramos las manos en el fango mientras soñamos con valles soleados. Matamos lo espontáneo, porque queremos que sea aún más espontáneo.
Vuelta a la lucha. Vivimos viendo cómo la presa caza al cazador para tener alguien a quien querer.
-Tal vez esa mirada cueste algo.
Salimos dando golpes a la vida, amenazando al tiempo, desafiando al presente, confiando en el pasado, rezando al futuro.
Aburridos de tecnicismos, inventamos nuestros propios sentidos. Ilógicos y descabellados, pero únicos y verdaderos. Enterramos las manos en el fango mientras soñamos con valles soleados. Matamos lo espontáneo, porque queremos que sea aún más espontáneo.
Vuelta a la lucha. Vivimos viendo cómo la presa caza al cazador para tener alguien a quien querer.
-Tal vez esa mirada cueste algo.
martes, 10 de noviembre de 2015
Espera.
El día más duro de su vida decidió caminar descalza sobre el fuego, pisando con fuerza, sintiendo el dolor, la vulnerabilidad del ser. Dejándose embriagar por el pánico, abrazando al vértigo. Atrapada por dos trenes a punto de partir.
Aprendió a vivir siguiendo los pasos del caos, dando la espalda a la estabilidad. Observando las pequeñas cosas que importan una mierda, cerrando los ojos ante los grandes acontecimientos.
Aplaude fuerte cuando el viento sopla. Abandona la butaca si sus manos no tiemblan.
Busca el equilibrio dentro del desorden, nunca encuentra respuestas, ni sabe formular preguntas. No le importa saber, si de saber ya sabe el mundo. Aburrida desprecia todas las miradas, vacías o llenas de vida, lo mismo da; todas sucumben tarde o temprano a la disciplina de lo correcto. Dejando de lado el vicio de sentirse pleno por llorar y reír sin necesidad de observar el tiempo. Ella hace y deshace todo a la vez, para no hacer nada cuando todo está hecho, y hacerlo todo cuando la lluvia se transforma en miedos.
En la esquina de un verso construye su hogar, sabiendo que nadie se percatará de su presencia. Con la certeza de que nadie olvidará ese punto y final.
Era el día más duro de su vida, sí. Ese día descubrió el poder de sentir sin límites, la amargura del fin, la alegría del comienzo.
Aveces es necesario destruirlo todo, para poder aferrarte a algo.
Aprendió a vivir siguiendo los pasos del caos, dando la espalda a la estabilidad. Observando las pequeñas cosas que importan una mierda, cerrando los ojos ante los grandes acontecimientos.
Aplaude fuerte cuando el viento sopla. Abandona la butaca si sus manos no tiemblan.
Busca el equilibrio dentro del desorden, nunca encuentra respuestas, ni sabe formular preguntas. No le importa saber, si de saber ya sabe el mundo. Aburrida desprecia todas las miradas, vacías o llenas de vida, lo mismo da; todas sucumben tarde o temprano a la disciplina de lo correcto. Dejando de lado el vicio de sentirse pleno por llorar y reír sin necesidad de observar el tiempo. Ella hace y deshace todo a la vez, para no hacer nada cuando todo está hecho, y hacerlo todo cuando la lluvia se transforma en miedos.
En la esquina de un verso construye su hogar, sabiendo que nadie se percatará de su presencia. Con la certeza de que nadie olvidará ese punto y final.
Era el día más duro de su vida, sí. Ese día descubrió el poder de sentir sin límites, la amargura del fin, la alegría del comienzo.
Aveces es necesario destruirlo todo, para poder aferrarte a algo.
miércoles, 21 de octubre de 2015
Carta sin destinatario
No quiero ser el centro de tus recuerdos. No quiero ser ese trozo de madera que señaliza cada desvío de tu mente. Ni el aroma de tus sueños. No inventes bandas sonoras para nuestros besos, ni desafines esos violines para nuestros gritos. Deja que seamos un error, uno tras otro. Una caída de la cama; una lágrima en mitad del circo. Una carcajada bajo una caricia interrumpida. Un fragmento repleto de delirios. Un marca páginas roto, sin libro. Una marioneta sin espectadores. Seamos un desastre. Vivamos. Desgarra mis suspiros con tus gemidos.
Queramos serlo todo sin ser nada. Podemos ser gigantes en el paréntesis del mundo. Podemos romper el tiempo si nos rompemos antes un poco el alma; solo un poquito. Seamos una brecha en la noche. El esparadrapo del miedo.
Queramos serlo todo sin ser nada. Podemos ser gigantes en el paréntesis del mundo. Podemos romper el tiempo si nos rompemos antes un poco el alma; solo un poquito. Seamos una brecha en la noche. El esparadrapo del miedo.
martes, 13 de octubre de 2015
Candados
Abriendo puertas y cerrando ventanas. Puertas amargas. Ventanas de caramelo. No se me daba bien elegir. Mi visión del mundo era un pantano sin vida, repleto de tonalidades verdes ennegrecidas por las nubes. A un lado acuarelas, al otro, lienzos en blanco, rotos y con alguna que otra astilla. Yo siempre me acercaba a esas astillas, por alguna razón sentir el dolor en mis manos aliviaba aquellas horribles escenas de mi cabeza.
Las palabras bañadas en azúcar empachaban mis sentidos. Coleccionaba puntos suspensivos, prisioneros del silencio.
Siempre había dos caminos, y a la vez miles de ellos. Centenas de caricias que jamás sentiría. Millones de besos frustrados por la pasividad. Un sólo juego. Varias cartas en mis manos. Ningún rival.
Apareces de entre las ramas de mis lágrimas, tropiezas y caes sobre mis labios; te recito el poema más nefasto de la historia, creyendo que así te largarías. Te quedas. Suspiro. Te grito. Te acercas. Rompo tu paracaídas para que no puedas llegar a mis pensamientos. Paciente esperas junto a ellos, con tus ruinas sobre la cabeza. Me muestras una piedra rota sonriendo. Me doy media vuelta. Estás junto a mi, con tus pedazos intactos.
-Mira esa ventana.
-No me gustan las ventanas-contesto, sin prestar atención.
-Voy a poner candado a todas esas puertas, no te quedará más remedio que seguirme.
-Vete a la mierda.
Empiezas a tararear los versos de aquel horrible poema.
-Cállate.
Las palabras bañadas en azúcar empachaban mis sentidos. Coleccionaba puntos suspensivos, prisioneros del silencio.
Siempre había dos caminos, y a la vez miles de ellos. Centenas de caricias que jamás sentiría. Millones de besos frustrados por la pasividad. Un sólo juego. Varias cartas en mis manos. Ningún rival.
Apareces de entre las ramas de mis lágrimas, tropiezas y caes sobre mis labios; te recito el poema más nefasto de la historia, creyendo que así te largarías. Te quedas. Suspiro. Te grito. Te acercas. Rompo tu paracaídas para que no puedas llegar a mis pensamientos. Paciente esperas junto a ellos, con tus ruinas sobre la cabeza. Me muestras una piedra rota sonriendo. Me doy media vuelta. Estás junto a mi, con tus pedazos intactos.
-Mira esa ventana.
-No me gustan las ventanas-contesto, sin prestar atención.
-Voy a poner candado a todas esas puertas, no te quedará más remedio que seguirme.
-Vete a la mierda.
Empiezas a tararear los versos de aquel horrible poema.
-Cállate.
lunes, 5 de octubre de 2015
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Palabras que no dan tregua. Constelaciones de sensaciones dentro de una maleta. Mariposas haciendo auto stop para llegar a mi estómago. Silencio en la rotonda, no podemos pasar. Dando vueltas por las rectas encuentro los resquicios de lo vivido. Observo por la ventanilla, sintiéndome espía de tus sueños. Ni te percatas de mi presencia. Sonrisas camufladas en medio de un puñado de recuerdos magullados. Fragmentos de caricias marcados en mi piel. Letras del revés entre los versos de mi cama. Me llueves encima y despejas mi mente. Tiras besos a la noche a escondidas de mi, sin saber que duermo junto a ella incluso cuando el sol nos apunta en la cabeza.
No dejes de caer. No te levantes si no es para tirarme junto a ti. Cruza océanos en el desierto y besa al mundo cuando el mundo te estalle en la cara. Hazme callar cuando mis silencios te estallen en el alma; entenderé lo que quieres. Seamos un obstáculo para el tiempo. Un rompecabezas para la distancia.
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