No se puede ser siempre quien ponga la razón sobre la mesa, a veces somos incoherentes y desquiciados, y nos equivocamos, hasta herimos. Y hay que volver a levantarse tras aceptar la caída.
Habrá días que actúes acorde a lo que quieres ser y otros que ni tú te soportes. Y no te quedará otra que aceptarte y darte una palmadita en la espalda como se la darías a esa persona que tanto amas cuando se equivoca.
No siempre sale bien.
Pero siempre tenemos la oportunidad de aprender de los errores y ser mejores para la próxima ocasión, aceptando que la vida no es una línea recta donde todas tus decisiones deben ser correctas.
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