jueves, 17 de marzo de 2022

Subidas

Finales que nunca han tenido un punto de partida. Comienzos que no tienen meta ni ojos que los recuerden.
En una encrucijada donde todo es posible aún cuando la montaña tiene rocas puntiagudas, observo y comprendo que todo eso que deseo es tan intangible como sólido. 
La contradicción y lo opuesto son las pelotas con las que intento hacer malabares. Recreando lo que fue, lo que es, y lo que puede llegar a ser.
Hay días en los que me agota la realidad pero levanto la cabeza sabiendo que las luces que me dan calor siguen ahí, esperando paciente un nuevo amanecer.
Esos finales sin punto de partida a fin de cuentas son tan sólo puntos en mi libreta. Y mientras siga teniendo hojas en blanco, yo decido las rocas que escalar. Yo decido las heridas que merece la pena curar.

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