Las horas deslizándose en la grieta de todo lo que deseas. Heridas que no has tenido tiempo ni ganas de curar, dejando caminar al tiempo a su antojo por ellas.
Esperas en constante movimiento, siendo una paradoja a todo color y en blanco y negro al mismo tiempo, porque te gusta serlo todo para encontrar una excusa por no ser nada.
Complicada la noche que comienza con un beso de miradas sin permiso y termina con una exclamación de incertidumbre en tu mente.
Y las horas siguen pasando, y sigues en esa contradicción que es la vida. Amando y odiando el vaivén del dolor. A veces te gusta sentirlo para no pensar en esa postal que guardas en ese baúl y otras lloras por tener demasiado polvo encima de ella.
Y esperas. Y vuelve esa canción acariciándote el cuello, joder.
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