Anda, plantas. De eso hay en tu planeta. Te acercas y las hueles. No es igual.
Llegas a un bar hasta arriba de ¿personas? Sí, humanos, dicen. Tu mirada no tarda en percatarse en algo que está mal.
Esa chica no te quita la vista de encima. Vaya ojos más raros. Es bonita, piensas. No debes mirarla, no se te ha permitido comunicarte con nadie.
Sales de ese sitio, lo más rápido que puedes. Mierda, ella te está siguiendo. Corres por las calles, de pronto desiertas y frías. No entiendes por qué huyes, pero lo haces; debes hacerlo.
Llegas a un callejón ¡sin salida! Joder, tienes que pararte, tu raza aún no sabe atravesar paredes, deja de alucinar.
Y ahí está ella. Sonriente. No parece sorprendida por tu aspecto extraterrestre.
-¿Por qué corres?
No contestas. Ni siquiera entiendes su idioma. Suena desagradable, pero su voz es bonita, algo chillona para tu gusto, eso sí.
Le haces un gesto con la mano. Ella da un paso al frente. No está impresionada.
No, para, qué haces, no la sonrías.
La sonríes. Dais un paso al frente ambos. Se ha hecho de noche y de día a la vez. Extraña sensación; extraterrestre situación.
Os reís, juntáis vuestras manos. Salís corriendo sin mirar atrás. Sabes que vas a desaparecer por tu inoportuno comportamiento. ¿No te importa? Vaya, lo que imaginaba.
-¿Hay vida en marte?-pregunta ella sin dejar de correr y reír.
Tú la miras, qué narices habrá dicho.
Desapareces de golpe.
Ella frena en seco.
Vuelves a notar el pasar del tiempo.
-¿Quién me habla?
Ahora te toca a ti. Eres una estúpida osada. Le has hecho desaparecer.
-¿Qué?
Deja de mirar al cielo. No vas a verme. Soy la voz de lo imposible. Despierta.
El despertador suena, como cada mañana. Ella se levanta de la cama y encuentra una nota en su mesilla.
"Claro que hay vida en Marte. Volveremos a vernos".
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