Las suposiciones y los recuerdos se alían y los miedos crean una resistencia lanzando realidades a los muros de la imaginación. Tú, que nunca echas la vista atrás para no sentir calor de más, no entiendes por qué te arden las mejillas, ésas que sólo despertaban para cuidarte mientras dormías.
Gritas y te secas esa lágrima inoportuna, silenciando el espectáculo con un telón antiguo. Te levantas de la butaca y las luces se apagan bajo tus pisadas.
Tú, que dejas a tus ojos jugar con la luna por las noches para encontrar claridad, no puedes comprender cómo la oscuridad tiene unas manos tan bonitas.
Suspiras y continúa la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario