Conceptos mal empleados, intelecto de pega y un altavoz a los impulsos y a la necesidad de atención.
No queremos aprender, sólo queremos que los demás crean que tienen algo que aprender de nosotros. El egocentrismo nos hace querer llevarlo todo a nuestro terreno y dejar de lado la realidad, que muchas veces nada o poco tiene que ver con nuestras circunstancias personales.
Miramos nuestras pantallas creyendo todo lo que nos dicen, dando voz a todo aquel que a base de seguidores se crea relevante.
Hemos ganado el conocimiento en bandeja pero estamos perdiendo las herramientas para utilizarlo.
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